Por Katherine Castellanos y Angel Santizo
El activista y defensor de Derechos Humanos Aldo Dávila es el primer hombre homosexual en ser diputado al Congreso de la República de Guatemala. Quedó huérfano de padre y tuvo que hacerse cargo de su familia. A la vez empezó a plantearse su sexualidad y a sentir los prejuicios de la sociedad, aunque contó con el apoyo de su familia. Años después contrajo el Virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), un cambio significativo en su vida. Ahora que es diputado al Congreso de la República de la bancada Winaq, tiene más oportunidades de luchar públicamente por los derechos de la comunidad LGTBQ+ y también de las mujeres, de quienes siempre ha sido defensor. Una de las razones de sus inicios en política fue debido a la posible aprobación de la iniciativa de Ley 5272 para la Protección de la Familia.
¿Cómo ha sido su primer año como diputado al Congreso de la República?
Han sido 8 meses complejos, es un espacio que desconocía por completo, ya que es mi primera vez participando en política. Hay mucho que hacer, mucho por pensar, es un trabajo complicado y estoy haciendo mi mayor esfuerzo para no defraudar a las personas que votaron por mi. Muchas veces sos incomodo cuando empezás a cuestionar o fiscalizar, pero estoy consciente que es una de mis funciones.
¿Cómo inició en la política?
La iniciativa de ley 5272 fue gran parte de querer participar en la política, es una ley aberrante que viola derechos, tratados y convenios internacionales. Por otro lado, como activista te dicen que si querés cambiar cosas tenés que participar y meterte en el Congreso, y fue precisamente lo que hice en mi primera contienda electoral, probar y ver como me va y pues me fue bien.
¿Cómo fue su inicio como activista?
Tengo la ventaja y el privilegio que, desde los 17 años, le conté a mi mamá sobre mi orientación sexual, quien me apoyó junto a mis familiares. Entonces te das cuenta que hay personas que no cuentan con tal apoyo, y te dan ganas de trabajar por y para la gente, para que cuenten con el privilegio que yo tenía.
Reconocerse abiertamente como parte de la comunidad LGBTIQ+ en Guatemala es muy difícil, ¿Cuál fue su experiencia?
Es complejo, pues no entendés qué está pasando, que sos diferente y que estarás en desventaja. En este pais ser joven es desventaja, ser indigena es desventaja y ser mujer es desventaja por el estigma y la discriminación. Entonces salir del closet es darte cuenta que vivís plenamente cuando sos honesto con vos mismo y con la gente que te rodea.
El significado de las siglas del colectivo LGTBIQ es Lesbiana, Gay, Transexual o Transgenero, Bisexual, Intersexual y Queer.
¿Qué nos puede decir respecto a su experiencia como portador de VIH?
Cuando se vive con VIH y no sos diagnosticado de la mejor manera, pues este llega tarde es más complicado. Hay que aceptar la enfermedad, aceptar que hay que tomar medicamentos de por vida y aceptar que es una condición que no esperabas y que a lo mejor no la querías, pero ya vivís con ella y toca aceptarla.
Hay otras enfermedades catastróficas, que cuentan con menos discriminación que el VIH, debido a que el 98% diagnosticados por VIH son por vía sexual, y en Guatemala hablar de sexo es un tabú, entonces lo ven como una enfermedad asociada al sexo y se ve como un estigma.
¿Cuál fue su reacción al descubrir que era portador de VIH?
En aquel entonces cuando me enteré de mi diagnóstico había más muertes por SIDA, y ya trabajaba en la temática y tenía claro que tenía que cuidarme mucho. Tenés que estar empoderado y consciente de tu nueva realidad y ser adherente a tu medicamento para que no se te bajen las defensas.
Relacionado a eso, ¿por qué cree que en Guatemala las ETS aún son un tabú?
Porque es eso, una enfermedad de transmision sexual y en Guatemala hablar de sexo es un tabú, desgraciadamente. Desde no llamarle al aparato genital como pene, vagina, vulva y escroto, sino que se les llama pajarito, cuquita, panito y es por que no existe la suficiente educación sexual. A mi no me gusta decirle sistema reproductivo, porque no nos sirve únicamente para reproducirnos, sino que es un sistema genital que también es para el placer.
Respecto a la iniciativa de ley para la protección de la vida y la familia que limita la educación sexual en guatemala, ¿Cuál es su postura ante esto?
Hay que tomar en cuenta que la educación debe abordarse en casa, que es donde se debe hablar sobre estos temas, pues ahí está la gente que te quiere y a quienes les tienes confianza. El problema es que en el colegio y escuelas creen que se habla en la casa, y en la casa creen que se habla en colegios y escuela, y al no hablarse en ninguno de los dos lugares los niños crecen con lo que está a su alcance: las redes sociales; el internet; y la pornografia.
No lo aprenden de la mejor manera, pues los resultados son las enfermedades de transmision sexual, embarazos no deseados o el inicio temprano de relaciones sexuales que no deberia darse.
¿Cree que en Guatemala se respetan los derechos sexuales?
Creo que en Guatemala los derechos sexuales deberían ser derechos humanos, porque necesitan tener conocimiento de la sexualidad como tal. Guatemala tiene uno de los índices más altos de natalidad en la región, y es por eso.
Vemos a niñas de 10 a 13 años teniendo bebés, y es debido a que no hay educación sexual y también que no hay leyes más drásticas, porque si hay niñas de 11 años embarazadas es un delito de violación. Hay que tener claro que un niño de esa edad no tiene sexo consensuadamente. Se debería hablar de educación sexual de manera más integral.
¿Cree que el trato en los hospitales es digno para una persona que es diagnosticada con VIH?
Tengo 43 años y llevo trabajando con el VIH alrededor de 26 años, donde he visto que las cosas han cambiado. La Clínica de Enfermedades Infecciosas del Hospital Roosvelt no era más allá de ocho por seis metros, donde se atendían cientos de personas. Afortunadamente, debido a la lucha de varias organizaciones y de doctores que se han entregado por completo al tema del VIH, ahora la Unidad de Atención Integral del VIH e Infecciosas Crónicas del Roosevelt es una de las más grandes de Centroamérica.
Las cosas han cambiado, desgraciadamente el estigma y la discriminación no lo han hecho como quisiéramos, pero la atención sí. Hay unidades de atención integral a nivel nacional, que miran psicología, educación, trabajo social, nutrición y que le den atención al paciente como se lo merece.
¿Cree que es necesario aprobar una ley de identidad de género?
Es necesaria en sentido de dignidad, lo que hace falta es educación en el país, pues venden a las identidades de género como algo aberrante cuando han existido desde siempre, y sí, creo que una ley así es necesaria.
¿Qué opina sobre las terapias de “deshomoxexualización”?
Hay países que han tratado de erradicar las terapias de conversión, pues violan muchos protocolos de derechos humanos. Estas no siempre funcionan, por lo contrario, te agreden. Y mucho ojo, no es que te metas a una terapia de conversión, es que van y te encierran. Hay casos documentados donde una mujer lesbiana es violada por 10 hombres para que se vuelva mujer, según ellos “esas son las terapias”.
¿Cree que es necesario aplicar una ley que prohíba esas terapias en el país?
Yo creo que no deberían de permitir que existieran estas terapias, yo no creo que existan terapias de personas afrodescendientes para que se vuelvan blancas, porque no hay, así naciste. No hay terapias donde se violenten tus derechos para que seas alguien que no sos.
¿Usted ha sido discriminado por declararse homosexual?
Si, he tenido discriminación en el Congreso de la República de Guatemala, con la claridad que es el reflejo de lo que ocurre a nivel nacional. El Congreso representa lo que ocurre en la universidad, en la cuadra, en el colegio, es el claro reflejo, si ahí te discriminan lo harán en todos lados.
¿Cree que en algún momento se apruebe una ley que permita el matrimonio entre personas del mismo sexo?
En este momento no, en el Congreso hay muchas personas religiosas que están en contra del matrimonio igualitario.