Por María Jossé España
El dolor acompaña a las familias latinoamericanas que sufrieron la pérdida de un ser querido producto de conflictos armados y rompimientos constitucionales. Pese al sufrimiento, buscan el resarcimiento del daño provocado por la guerra civil en sus países. Las Abuelas de la Plaza de Mayo visitaron Guatemala con el fin de brindar apoyo al Grupo de Trabajo contra la Desaparición Forzada en Guatemala, quienes esperan la aprobación de la iniciativa de ley 3590.
La iniciativa de ley 3590 busca crear la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas Víctimas de Desaparición Forzada y otras Formas de Desaparición, para ayudar a los familiares de las víctimas de desaparición a conocer su paradero. La Comisión para el Esclarecimiento Histórico, CEH, registró un total de 42,275 víctimas, incluyendo hombres, mujeres y niños. De ellas, 23,671 corresponden a víctimas de ejecuciones arbitrarias y 6,159 a víctimas de desaparición forzada. No obstante, los gobiernos no han atendido en su totalidad la solicitud de justicia y resarcimiento para los sobrevivientes de la guerra interna.
El Grupo de Trabajo contra la Desaparición Forzada, tiene el objetivo de recibir y examinar informes sobre desapariciones presentadas por los parientes de las víctimas. “Es un compromiso que tenemos con nuestro pueblo, nuestros familiares y con Guatemala”, indicó Carlos Fernández, coordinador general del Centro Internacional para Investigaciones en Derechos Humanos. Así mismo, Daniel Alvarado del Grupo de Apoyo Mutuo, GAM, señaló que es necesario el apoyo y la voluntad política para dar el paso definitivo para la aprobación de la 3590.
Los pañuelos blancos en la Plaza de Mayo.
El 16 de marzo de 1976, tras una protesta a favor del boletín estudiantil secundario, ocurrió uno de los sucesos más trágicos de la dictadura de Rafael Videla en Argentina. 10 jóvenes fueron secuestrados, para lo que esa noche se conoce como La Noche de los Lápices. Entre esos jóvenes se encontraba Laura Carlotto de 19 años, hija de Estela de Carlotto, presidenta de Las Abuelas de la Plaza de Mayo.
“Optamos (las mujeres) a salir dejando a nuestros esposos a cargo de la casa”, rememoró Estela. Recorrieron las calles con un pañuelo blanco en la cabeza, para lo que no representaba una amenaza a los militares, sino que locura. “Dejen a esas locas, a esas mujeres que se van a cansar y van a ir a llorar a su casa”, fue uno de los comentarios realizados ese 30 de abril de 1977 en la Plaza de Mayo, Argentina, según de Carlotto.
Estela recuerda que intentó sacar a su hija de Argentina por temor a que algo le sucediera, pero Laura se negó, porque “su proyecto de vida estaba en el país”. Aseguró que “no fue en vano” la muerte de su hija así como no lo será en ningún país de Latinoamérica, los sobrevivientes y las familias en víctimas, que permanecen de pie para luchar.
Memoria, verdad y justicia.
“El poder que les dio el pueblo no es para hacer lo que deben”, aseveró Estela como mensaje al Estado de Guatemala. Añadió que “la memoria es fundamental y hay que transmitirla de generación en generación” y que las instituciones de justicia deben otorgar reparaciones necesarias para las víctimas, porque “no son los dueños, sino que los empleados del pueblo”.
Para concluir, José Flores de la Asociación de Familiares de Detenidos y Desaparecidos de Guatemala, indicó que el sistema no permite que se avance en la paz por medio de la memoria, verdad y justicia.
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