Por Marcela Durán
Luis Escobar, es un reconocido referente en el mundo de galeristas a nivel nacional, al frente por treinta años en la Dirección General de la galería El Attico, junto a su socio y amigo Guillermo Monsanto a cargo de la Dirección de Proyectos Especiales y Centro de Documentación, han cultivado a través del tiempo un espacio que es sinónimo de amor al arte.
El Attico ha cumplido 31 años el pasado 13 de abril, y con ello se suma la nostalgia de toda una vida llena de encuentros con artistas plásticos que forjan el acervo cultural de una parte de la historia del país.
La galería cuenta con habitaciones llenas de arte, en lo que fácilmente se puede una desprender de horas para apreciar las obras expuestas en las paredes y espacios.
Con ese telón de fondo, Luis, abre las puertas de su oficina para conversar de lo que ha sido una vida con la mirilla puesta en el amor al arte.
En 30 años ha visto los cambios que ha tenido Guatemala.
Sí, y no sólo desde la perspectiva del arte que es mucho, sino que para empezar, cuando iniciamos las invitaciones se escribían los sobres a máquina y se llevaban en moto o en correo a las casas, al día de hoy ni correo existe; así que es un cambio que afecta hasta cierto punto.
Una de las adaptaciones son las redes sociales, twitter, facebook y whatsapp, es otro sistema hasta de hacer llegar la información a los interesados.
En cuanto a los artistas también sus temáticas, sus intereses, lo que los influye también es muy diferente, antes no existía el internet, entonces el acceso era a través de un libro, de un viaje o de una charla. Ahora uno pone un nombre, un lugar, un apellido y te aparece un montón de información de texto y visual.
¿Cómo surge en ti el gusto por las artes plásticas?
Surgió desde que era niño porque en la casa había enciclopedias y a mí me encantaba ver las ilustraciones de las enciclopedias y en ese momento, la mayor parte eran a través de pinturas, había fotografías, pero la mayor parte era pinturas, entonces yo leía el pie de foto y empezaba a ver quién era el autor, dónde estaba la obra, de que se trataba, después asociaba imágenes con autores y con lugares etcétera, entonces se me fue creando este gusto en mí.
Estuve en clases de dibujo, como hacemos todos de niños y adolescentes, pero no tuve la habilidad para hacerlo, y cuando se presentó la oportunidad dije: bueno esta es la forma de estar cerca de algo que me apasiona y que no tengo las facilidades para crearlo.
¿A qué público está dirigido el Attico?
El Attico es todo tipo de público, porque tenemos obviamente el visitante que le da la curiosidad de asistir a una galería; eventualmente todo el día nos llaman preguntando si el ingreso es gratuito o no, o sea todavía no hay esa flexibilidad de pensar que es un lugar abierto a todo el público.
Cuando tenemos exposiciones, viene la noche del cocktail, la familia, los amigos y nuestros invitados. Y los días siguientes las personas a las que les hemos ido avisando de la actividad, eventualmente vienen colegios o estudiantes de universidad, porque un catedrático ve la muestra y le parece interesante para su grupo de alumnos, y los trae.
También es cierto que hay público para fotografía, que le gusta más que la escultura o más que el bodegón, entonces cuando es una exposición muy específica, literalmente el grupo que más se identifica con lo que en ese momento presentamos, es el que asiste.
Sin embargo, el público es tan abierto en muchos aspectos, en edades porque vienen desde niños hasta personas bastante mayores, la idea es sensibilizar y hacer que haya un contacto entre el creador de una obra y el observador.
Parece a veces que la gente es un poco reticente a entrar a una galería de arte, ¿cómo se cambia eso?
Creo que uno de los puntos, tristemente que afectan es que desde niños en el colegio, escuela, no nos enseñan un acercamiento al arte en general, o sea hay clase de historia y de artes plásticas, pero no se le dedica un espacio de tiempo en el cual el niño, el adolescente pueda empezar a ver por qué es importante, si le gusta o no es independiente, pero que tenga el conocimiento de que existe, que es valioso y que es de acceso fácil.
Entonces creo que la primera carencia es que no crecimos con ese aspecto cubierto, y así no puede uno esperar que a cierta edad alguien tenga la necesidad, inquietud o el interés en algo en que no sabe, que fue desinformado.
¿Cuál es el criterio para seleccionar el arte a exhibir en la galería?
Primero es que la obra esté muy bien trabajada y segundo que aporte, o sea, que si es un paisaje, puede ser un paisaje, pero si es otro paisaje más fotográfico con la buganvilia, la calle de La Antigua y el volcán y no hay un cambio, no hay un aporte que uno diga: esto viene de la persona de su expresión sumamente interna, no lo aceptamos.
Hay una chica por ejemplo que ahorita está haciendo un paisaje que lo fragmentó, y parecen vitrales, la mitad del paisaje es en esa forma y la parte de arriba es muy realista, el cielo, las nubes y el celaje; ese tipo de obra sigue siendo paisaje pero interpretada de una forma tan diferente, que cuando lo vimos le dijimos: sí, su trabajo nos interesa.
O sea no hay un límite, ni en tema ni nada, excepto que esté bien hecho y que sí haya algo de originalidad y creatividad que cuando uno lo vea diga: eso no había tenido oportunidad de ver en otra persona.
¿Cómo ve el panorama artístico en Guatemala en general, desde la oferta de artista y de quienes lo consumimos?
Creo que afortunadamente ha habido un crecimiento muy importante y muy positivo, por dos razones, la primera es que cada vez son más los jóvenes y personas que le interesa crear, ya se grabado, escultura.
Ahora la municipalidad tiene escuelas de arte que son para quien tiene la inquietud de hacerlo, hay muchísima academia privada que no existía, donde dan clases de escultura en resina, de grabado en madera, metal y otras técnicas importantes.
Y segundo, se han ido rompiendo muchos mitos, por ejemplo el que antes la obra seriada como la foto, la escultura y el grabado no eran muy apreciados porque el guatemalteco decía: “ay si hay siete iguales, no me interesa, yo quiero algo que sólo yo tenga.”
La sociedad ya fue entendiendo el por qué se es así, cuál es el trabajo que implica llegar a hacer una obra de ese nivel, y por qué después de tanto puede ser única, por su naturaleza; todo eso ha sido una tarea educativa durante todos estos años.
Aparte del arte, ¿Qué otra afición tienes tú?
Ser feliz, pero eso no es una afición. (Ríe)
Yo creo que esto va conectado y eso tal vez no es afición, sino complemento de vida. El arte tal vez enfocado a mi trabajo cotidiano va al arte plástico, pero por ejemplo, oír música me gusta mucho, leer, eventualmente asistir a una obra de ópera, de teatro, de representación.
Creo que sigue siendo de alguna manera ramas del arte pero no son a la cual yo me dedico habitualmente, y eso me enriquece mucho y creo que están interconectadas, porque curiosamente cuando uno asiste a un concierto de marimba o la entrega de un libro, exposición u homenaje a alguien, casi siempre uno encuentra público muy coincidente.
¿Cómo percibe sus logros y reconocimiento como galerista?
La plenitud de la realización es lo que compensa, más allá de lo que alguien pueda ver en tu persona, número dos, como es algo que va sucediendo cada día, tiene igual que cualquier actividad cosas agradables, cosas para resolver, pero si estas en lo que te gusta, fluye de manera muy agradable.
Tengo dos características que agradezco, pero las recibí de mamá, uno, que lo material, es un medio mientras estemos vivos pero no es el fin último y dos, que el hecho de hacer las cosas bien, no tiene por qué implicar que te premien, en qué sentido, cuando yo ganaba un año de primaria y le llevaba la libreta con las calificaciones, le decía: mire, ¿y qué me va a dar de premio? y entonces me decía (ríe): ah, y ahora resulta que hay que premiarlo por lo que es su obligación hacer, yo cumplí con mi parte que era darle su uniforme, sus libros, si se enfermaba sus medicinas, ver de que hiciera todo, y su parte era estudiar y salir bien.
Tiene cierta ironía porque es cierto que todo logro se recompensa o se reconoce, si alguien es un buen escritor, qué alegre, pero es que por eso se dedicó a hacer eso
Y para finalizar si tuvieras que recomendar un libro y una canción, ¿cuáles serían?
El libro que me ha encantado y que lo leí obviamente desde niño, lo leo y cada vez lo interpreto diferente es El Principito, aparentemente es un niño para niños, pero como el mismo principito dice en las caídas de sol, cuando está triste, agarra la sillita y la mueve un poco para volver a ver, entonces curiosamente cuando yo lo he vuelto a leer ese libro.
Después de haberlo dejado de leer unos pocos años, lo leo con toda la atención y concentrado, digo yo: qué impresionante lo significados que guarda, o sea no es la frase literal o la historia breve sino lo que implica lo del borracho, lo del cultivo de la flor, lo del farolero, etcétera y tiene un fondo increíble tanto que me hubiese fascinado conocer al autor para saber cómo pensaba, cómo se expresaba, eso es en cuanto a libro.
Y en cuanto a canción es algo demasiado específico pero, me gusta la que canta Robbie Williams y Nicole Kidman cantan juntos, la… (tararea la melodía) ah! Somethin 'Stupid!
¿Por qué?
Porque creo que en la vida cabalmente cuando uno tiene oportunidades de acercarse a alguien, por pena, por miedo, por temor, por sentimiento de posible rechazo, no hace cosas y lo más, como decían los viejitos, lo más que puede pasar es que te digan que no, pero como no preguntó, como no se acercó nunca lo va a saber, y si ya le dijeron no, pues no pasa nada.
Creo que es una situación muy humana, que veo que las generaciones actuales ya no tienen esa cortapisa o muro que antes si lo tenía uno porque lo habían educado más reprimido, más limitado, en cambio el niño o la niña pueden decir, hablar, la libertad, la franqueza y espontaneidad que se tiene no existía.
La plenitud de la realización es lo que compensa, más allá de lo que alguien pueda ver en tu persona, número dos, como es algo que va sucediendo cada día, tiene igual que cualquier actividad cosas agradables, cosas para resolver, pero si estas en lo que te gusta, fluye de manera muy agradable.
Tengo dos características que agradezco, pero las recibí de mamá, uno, que lo material, es un medio mientras estemos vivos pero no es el fin último y dos, que el hecho de hacer las cosas bien, no tiene por qué implicar que te premien.
En qué sentido, cuando yo ganaba un año de primaria y le llevaba la libreta con las calificaciones, le decía: mire, ¿y qué me va a dar de premio? y entonces me decía (ríe): ah, y ahora resulta que hay que premiarlo por lo que es su obligación hacer, yo cumplí con mi parte que era darle su uniforme, sus libros, si se enfermaba sus medicinas, ver de que hiciera todo, y su parte era estudiar y salir bien.
Tiene cierta ironía porque es cierto que todo logro se recompensa o se reconoce, si alguien es un buen escritor, qué alegre, pero es que por eso se dedicó a hacer eso.
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