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Villacorta: “Mi vocación siempre fue orientada a las ciencias sociales”


Manuel Ricardo Villacorta Orantes, Licenciado en Ciencia Politica. Fuente: Soy502

Por María Jossé España


Manuel Villacorta, politólogo y sociólogo, quién en este 2019 decidió dar un salto de la academia a la política para ser candidato presidencial por el partido Winaq. Con su ideología logró posicionarse como personaje influyente en los jóvenes. Siendo considerado uno de los guatemaltecos con una trayectoria académica con excelencia, vio la realidad del país desde muy pequeño y supo que debía hacer algo por ella. En la siguiente entrevista comenta aspectos relacionados a su interés en las ciencias sociales y el inicio de su carrera.


La vida nos mueve a tomar decisiones, y una de ellas es elegir una carrera universitaria, ¿cuáles fueron sus opciones?


En términos generales, se considera que hay dos tipos de ciencias: ciencias exactas y ciencias sociales. Las ciencias exactas, como su nombre lo indica, tienen una exactitud en su objeto de estudio, como la medicina, ingeniería y economía. En cambio, las ciencias sociales abarcan la sociología, política, relaciones internacionales, entre otros. Mi vocación siempre fue orientada a las ciencias sociales.


Estudio derecho y hago prácticamente todos los cursos de la carrera, pero luego me doy cuenta de que no puedo ser abogado. Yo no puedo estar en una oficina llevando civil, penal o administrativo. Entonces decidí hacer el cambio. Hubo una evaluación y se me equipararon los cursos de tal manera que pude graduarme como licenciado en ciencia política.


¿Quién influyó en su decisión de dedicarse a las ciencias sociales?


Creo que mi padre, Manuel Villacorta Escobar, economista de la Universidad de San Carlos incidió en ello. Yo oía en casa las conversaciones que mantenía con sus amigos, y desde ahí me interesó el tema de la realidad nacional. Antes de iniciar la universidad, acompañaba a mi padre a sus cátedras y me encantaba. Ahí nació mi vinculación con las ciencias sociales.


¿Por qué eligió estudiar ciencias políticas?


Uno, porque me gustan mucho, y, segundo, porque en Guatemala son necesarias. No hay que olvidar la máxima de Aníbal Ponce que decía que “los problemas sociales solo existen para quienes los viven o para quienes los estudian”. Así que ese ha sido el motivo por el cual yo opté por el tema de las ciencias sociales. Primero desde la academia, y luego hice el salto a la participación política.


Al pasar los años, ¿hubo un cambio en su visión como político?


En el tema de los conocimientos de mi propuesta política e ideología, la mantengo. Esto me sirvió para reafirmar que iba por el camino correcto. Para enfrentar la injusticia en Guatemala; las grandes diferencias sociales en cuanto los ingresos y los derechos; la posición de la propiedad, entre otros. Me permitió también volver a circular por todo el país y ver la realidad que es lacerante. Yo diría que la investigación y el estudio, apuntalado a las experiencias de vida, ver cómo está el país desde Petén hasta Escuintla y desde Huehuetenango hasta Izabal, viene a confirmar mi posición de que debe trabajarse políticamente por el país.


Los académicos debemos dar un salto a la política porque desgraciadamente no hay clase política en Guatemala. Lo que hay es una partidocracia corrupta y politiqueros que usurparon el rol de políticos pero no lo son. El Estado ha sido un botín de saqueo. Por eso es necesario que una nueva clase política surja y eso es a partir de la academia.

Manuel Villacorta durante la visita de Sinapsis GT a su oficina. Foto: Alejandro Estacuy

Como jóvenes, es difícil encontrar un empleo, por lo que queremos saber ¿cuál fue su primer empleo?


Al principio, trabajé en varios campos. Como bien planteas, es difícil un empleo, y más aún, que sea acorde a las necesidades que uno tiene. Pero desde muy joven, a los 18 años, empecé a trabajar en comunicación. Precisamente en el diario El Gráfico. Se me ocurrió enviarle un proyecto a Jorge Carpio Nicolle, dueño del periódico, diciéndole que por qué no me daba un suplemento. Y que no se preocupara por mi sueldo, que yo me iba a encargar de conseguir mi comisión si vendía los anuncios. A los 3 días llegó un telegrama a mi casa y me cita de inmediato. Llego al periódico y me dice “bueno, me parece muy buena tu propuesta; un suplemento universitario o uno agrícola”. Me presentó a sus hijos y los jefes de los departamentos, quiénes me orientaron y apoyaron mucho. De hecho, trabaje bastante en diario El Grafico. Yo era el que hacía los suplementos; me preocupaba por el contenido, hacía las entrevistas, y conseguía los anuncios. Vivía de comisiones, porque sueldo nunca tuve. Incluso hasta diagramarlo.


¿Cuál fue la experiencia que marcó su vida para convertirse en el hombre que es hoy?


Mi familia tenía un terrenito en El Sanarate, Guastatoya. Comúnmente íbamos los fines de semana, mi padre, algún amigo de él y mis tres hermanos hombres. Y ahí empecé a ver el nivel de vida de los campesinos. Tuve un contacto directo con ellos. Platicar con ellos y preguntar cuántos hijos tienen y que su respuesta fuera 8, pero en realidad eran 11 y murieron 3 o 4. Yo era muy aficionado a los radios de onda corta. Me encantaba sintonizar radio exterior, entre ellas radios de España, Francia, Moscú y Cuba. Radio Habana Cuba era una fuente de conocimiento, precisamente político. Con todos esos elementos, formé el tema político.


En su carrera profesional, ¿ha tenido una fuente de inspiración?


Sí, en principio los maestros de la primaria, secundaria y diversificado siempre impactan. Pero los que más me impactaron fueron los que tuve en la Universidad de San Carlos, algunos de ellos asesinados. Fueron, por ejemplo, el doctor Guzmán-Bockler; Alfonso Figueroa, conocido como “Sabanite”; Jesús Marroquín, periodista impresionante, de los que éste país necesita; junto con Marco Antonio Cacao. Fueron maestros que marcaron una experiencia única. Eran verdaderos científicos sociales. La mayoría graduados de la San Carlos y con especializaciones en Europa. Ellos marcaron un paso final a mi compromiso con las ciencias sociales.


Al decidir postularse como candidato presidencial, ¿cómo fue la reacción de su familia?


Quizá la única persona que no estuvo de acuerdo desde antes fue mi madre, quién había muerto poco antes de iniciar la campaña. Ella todavía me dijo antes de morir que no me fuera a meter a política. Aún no estaba en política, pero ella como madre intuía por las entrevistas en televisión y las columnas publicadas en Prensa Libre. Pero en términos generales la familia me apoyó; lo más importante, Ileana y mis hijas. Además, mi gran cantidad de amigos que se fueron sumando al apoyo desinteresado. Fue un tránsito poco doloroso –risas- fue como un parto natural.

Manuel Villacorta en su campaña política por el partido Winaq. Fuente: tn23.tv

Estamos próximos a decidir quién gobernará Guatemala, ¿cuál es el mensaje a la población?


Hay que respetar el derecho a la independencia y cualquiera puede hacer lo que crea conveniente. Yo no quisiera incidir en la decisión, pero hay opciones. Una es ir y votar por alguna de esas dos alternativas, que para mí no lo son. Aquí cualquiera de las dos representa a la misma mafia. Alguien puede ir a las urnas y dejar el voto en blanco o anularlo. La tercera opción es simplemente no ir. En mi caso, opto por la tercera. No me presentaré a las urnas como muestra de rechazo personal a un proceso electoral que definitivamente se degeneró.


Para concluir, Manuel Villacorta mostró su preocupación por la juventud guatemalteca, quiénes se enfrentan a severas dificultades en el país, para desarrollarse como ciudadanos. Por tanto, los anima a resistir, no claudicar, tener contundencia en sus decisiones y apoyarse mucho.

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